sábado, 23 de julio de 2011

Quizá, la loca obsesiva ahora soy  yo.

No te conectaste. Ni hoy ni ayer ni ante ayer ni en toda la semana. No sé por qué. Capaz me bloqueaste o te moriste (no, no te moriste porque te vi en el colegio torturándome diez millones de veces). No sé.
Pero quiero decirte mucho y no puedo. O más bien no me decido a hacerlo. Porque te diría que sos un hijo de puta, que vienen tus amigos a preguntarme si me gustas, que me molesta mirarte y que nuestros ojos se miren, que le hayas pasado las conversaciones a ella como si estuviéramos en segundo grado. También te diría que me haces mal. Que yo no esperaba nada pero arruinaste lo poquito que me quedaba, quebraste mis esperanzas guardadas. Sos un maricón, te diría eso una y otra vez, porque no tenes los huevos suficientes como para saludarme y ser mi "amigo" y en cambio de eso pasas por al lado mío, al límite de que nuestros cuerpos se toquen y no me saludas, y seguís de largo. Pero elijo no decirte nada. Porque sé que al segundo se lo vas a contar a la otra y va a ser peor, porque no me vas a decir nada, no me vas ayudar en nada y lo vas a contar como si yo fuese esquizofrénica, y se van a reír. Así que, no digo nada, me limito a mirarte y hablarlo con mis amigos, o conmigo misma. Y listo, con eso trato de conformarme. Con tenerte a metros y no hablarte, con odiarte y quererte, con extrañarte y querer tenerte lejos, con todo eso. Porque sé que nada fue verdad, porque yo sola me ahogué en el mar, yo sola me ilusioné, soy una tremenda pelotuda. Pero soy feliz, porque vos sos más pelotudo que yo, vos estas en la misma que yo. Querés a alguien que no te quiere ni te registra y como un pelotudo seguís atrás a pesar de todo. 
Bienvenido, me encanta que sufras lo mismo que yo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario