miércoles, 28 de marzo de 2012

Mirame.

Mirame.
- No.
- Mirame, por favor. 
- No me pasa nada.
- Te conozco. 
- En serio, estoy bien.  
- Y entonces ¿por qué lloras?
- ¿Qué?
- Te pregunté por qué lloras.
- No estoy llorando.
- Estas llorando, decime por qué.
- Te dije que no estoy llorando.
- Decime por qué lloras y listo.
- No quiero hablar del tema.
- ¿Te da bronca?
- No sé si bronca es la palabra, más bien angustia.
- ¿Qué puede provocar angustia sin algo de bronca?
- Esto.
- Aja, ¿y qué es esto?
- Algo que va más allá del entendimiento ajeno.
- ¿Ajeno? ¿Y el propio?
- Yo entiendo muy bien las cosas, ya pasé por esto antes.
- ¿Y de parte ajena?
- Hay gente que nunca sabe lo que busca y vuelve al resto un tubo de ensayo donde probar sus sentimientos.
- Te duele...
- Algo.
- ¿Por qué?
- Porque es un deja vú que pensé no iba a repetirse.
- ¿Y qué pensas hacer?
- Nada. Superarlo, como siempre. Empezar de nuevo
- ¿Así de fácil?
- No sé si es así de fácil pero la vida no se trata de echarle la culpa a la gente, sino comprender que uno no elige ser el objeto de alguien, así como ese alguien no buscó hacerte su objeto. De eso se trata, de querer o reventar. 

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